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¿Por qué Alessandro Michele es nuevo amo del lujo?

Bajo la dirección de este romano nacido en 1972, Gucci explora innovadores y alocados rumbos que confirman algo: estamos ante un hábil preceptor del refinamiento actual. Cuando se anunció la salida de Frida Giannini, directora creativa del sello italiano hasta 2015, nadie imaginó que el giro de la venerable casa sería tan dramático y acertado. El primer golpe maestro fue que la marca, contrario a lo que muchos imaginaban, apostó por el talento in-house, poniendo sus expectativas en un hombre para muchos desconocido hasta entonces, Alessandro Michele.

 

De las sombras al estrellato

Hasta el día de su nombramiento como la nueva mente creativa de Gucci, Michele había tenido una carrera alejada de los reflectores. Su arribo a esta firma tuvo lugar en 2002, cuando Tom Ford lo reclutó para que formara parte de la oficina de diseño en Londres. La experiencia de este creador comprendía una estadía en el lujoso sello Fendi, en el que fungió como director de complementos masculinos. Sus estudios profesionales los realizó en la Accademia di Costume e di Moda Romana, con el objetivo de ser diseñador de vestuario. Durante el mandato de Giannini, estuvo a cargo de la línea de artículos de cuero, zapatos, joyas y colecciones de origen. En 2011, ascendió al puesto de asistente de dirección, por lo que se convirtió en la mano derecha de la diseñadora y, también, en el segundo al mando.

 

La entrada de Michele a las grandes ligas de la moda fue como un clavado precipitado y sin salvavidas. En sólo una semana tuvo que configurar la colección Otoño/Invierno 2015-16 para hombre, que recibió más críticas negativas que positivas, debido a que carecía de un hilo conductor sólido (algo que identificaba a las propuestas de su antecesora) y también porque algunas de las prendas evidenciaban un desafortunado patronaje; por si fuera poco, el estilo de la antología distaba mucho de lo acostumbrado. La desmarcación de la estética de Giannini fue evidente.

 

 

El sello Michele

“Cuando empecé la primera colección no quería pensar en términos de moda, sino en términos de actitud, ese sentido de la belleza que quiero encontrar para una firma tan antigua y seductora como lo es Gucci”, declaró en su momento el diseñador. “Destruí todo lo anterior. Creo que nos hace falta soñar, así que quería mostrar la idea de algo romántico, onírico, como de película”, remató el hombre del Jesus Christ Look,quien en 2015 obtuvo el premio al Mejor Diseñador Internacional en los British Fashion Awards.

 

Y en efecto, el italiano rompió definitivamente con lo clásico y conservador que había definido a esta firma en los últimos años, apostando por una buena dosis de androginia, la cual se ha sublimado a través de delicadas prendas de seda, blusones de encaje, camisas con lazos y pantalones rectos al piso, combinados con sandalias, tenis extravagantes o plataformas fantásticas. Además, en un principio, subió varios escalones de osadía mediante unos loafers decorados con pelo y, actualmente, con bolsos que pese a su impronta iconoclasta no han extraviado un ápice de magnetismo comercial ¿Resultado? Una creciente lista de nuevos consumidores, encabezada por miembros de la realeza y celebridades, como Charlotte Casiraghi y Jared Leto, respectivamente.

 

 

 

La visión arriesgada, innovadora y contemporánea de Michele cada día se echa más adeptos al bolsillo. Las calves de su estilo son:

 

  • Diseños espontáneos y con un marcado aire retro, no exento de toques románticos y bohemios.
  • Una evidente y particular interpretación del lujo actual: mujeres que llevan prendas de diseñador en el Metro o el autobús.
  • La sublimación de una “locura refinada” que ha logrado impactar positivamente los números de la casa, enfocándose a un segmento más joven que desea consumir creaciones  de autor.

  • El uso de la fantasía como elemento fundamental en cada una de las propuestas estilísticas, potenciando el empleo de distintos estampados, detalles y texturas incluso en una misma ecuación.
  • La imposición del lujo rebelde como una manera de entender la belleza y el alcance de la moda arriba y abajo de la pasarela.

 

“Estoy muy contento porque cada día que voy a trabajar me parece un día nuevo, y no me importa lo que pueda pasar mañana. Es increíblemente bonito trabajar en Gucci porque puedo transmitir mi pasión. Y me lo estoy pasando muy bien”, confiesa Michele.

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